Libro “Patas Arriba" La Escuela del Mundo al Revés”
de Eduardo Galeano
Mensaje a los padres
Hoy en día, ya la gente no respeta nada. Antes, poníamos en un pedestal la virtud, el honor, la verdad y la ley... La corrupción campea en la vida americana de nuestros días. Donde no se obedece otra ley, la corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país. La virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras vidas.
Educando con el ejemplo
La escuela del mundo al revés es la más democrática de
las instituciones educativas. No exige examen de admisión, no cobra matrícula y
gratuitamente dicta sus cursos, a todos y en todas partes, así en la tierra
como en el cielo: por algo es hija del sistema que ha conquistado, por primera
vez en toda la historia de la humanidad, el poder universal. En la escuela del
mundo al revés, el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras
aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos.
Al
principio del libro se exponen unas palabras de Al Capone, uno de los
mafiosos más famosos de toda la Historia de Estados Unidos: “Hoy en día, ya la
gente no respeta nada. Antes, poníamos en un pedestal la virtud, el honor, la
verdad y la corrupción campea en la vida americana de nuestros días. Donde
no se obedece otra ley, la corrupción es la única ley. La corrupción está
minando este país. La virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras
vidas.”
Según Galeano “la
economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los
organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito
practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos
los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor
de la tira bomba. Los pistoleros que se
alquilan para matar realizan, en plan minorista, la misma tarea que cumplen, en
gran escala, los generales condecorados por crímenes que se elevan a la categoría
de glorias militares. Los violadores que
más ferozmente violan la naturaleza y los derechos humanos, jamás van presos.
Ellos tienen las llaves de las cárceles. En el mundo tal cual es, mundo al
revés, los países que custodian la paz universal son los que más armas fabrican
y los que más armas venden a los demás países; los bancos más prestigiosos
son los que más narco dólares lavan y los que más dinero robado guardan;
las industrias más exitosas son las que más envenenan el planeta; y la
salvación del medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo
aniquilan. Son dignos de impunidad y felicitación quienes matan la mayor
cantidad de gente en el menor tiempo, quienes ganan la mayor cantidad de dinero
con el menor trabajo y quienes exterminan la mayor cantidad de naturaleza al
menor costo.”
Los modelos del éxito
El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian la naturaleza: la injusticia, dicen, es la ley natural. Milton Friedman, uno de los miembros más prestigiosos del cuerpo docente, habla de «la tasa natural de desempleo». Por ley natural, comprueban Richard Herrstein y Charles Murray, los negros están en los más bajos peldaños de la escala social. Para explicar el éxito de sus negocios, John D. Rockefeller solía decir que la naturaleza recompensa a los más aptos y castiga a los inútiles.
Supervivencia de los más aptos? La aptitud más útil para abrirse paso y sobrevivir, el killing instinct, el instinto asesino, es virtud humana cuando sirve para que las empresas grandes hagan la digestión de las empresas chicas y para que los países fuertes devoren a los países débiles, Pero los «jodidos siempre estarán jodidos», como solía decir don Emilio Azcárraga, que fue amo y señor de la televisión mexicana. Las posibilidades de que un banquero que vacía un banco pueda disfrutar, en paz, del fruto de sus afanes son directamente proporcionales a las posibilidades de que un ladrón que roba un banco vaya a parar a la cárcel o al cementerio.
Los violadores que más ferozmente violan la naturaleza y los derechos humanos, jamás va presos. Ellos tienen las llaves de las cárceles. En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz universal son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás países; los bancos más prestigiosos son los que más narcodólares lavan y los que más dinero robado guardan; las industrias más exitosas son las que más envenenan el planeta; y la salvación del medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo aniquilan. Son dignos de impunidad y felicitación quienes matan la mayor cantidad de gente en el menor tiempo, quienes ganan la mayor cantidad de dinero con el menor trabajo y quienes exterminan la mayor cantidad de naturaleza al menor costo.
Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen,
En definitiva, “países en desarrollo es el nombre con que los expertos designan a los países arrollados por el desarrollo ajeno”. Otras frases para reflexionar: “Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida. Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.”
¿Será esta libertad, la libertad de elegir entre esas desdichas amenazadas, nuestra única libertad posible? El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen, y así lo recomienda. En su escuela, escuela del crimen son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación.
Los alumnos
Día tras día, se niega a los niños el derecho de ser niños. El mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio, a los niños que no son ricos ni pobres, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera.
La prostitución es el temprano destino de muchas niñas y, en menor medida, también de unos cuantos niños, en el mundo entero. Por asombroso que parezca, se calcula que hay por lo menos cien mil prostitutas infantiles en los Estados Unidos, según el informe de UNICEF de 1997.según UNICEF, en 1995 había ocho millones de niños abandonados, niños de la calle, grande ciudades latinoamericanas; según la organización Human Rights Watch, en 1993 los escuadrones parapoliciales asesinaron a seis niños por día en Colombia y a cuatro por día en Brasil.
La igualación y la desigualdad
La dictadura de la sociedad de consumo ejerce un totalitarismo simétrico al de su hermana gemela, la dictadura de la organización desigual del mundo. La maquinaria de la igualación compulsiva actúa contra la más linda energía del género humano, que se reconoce en sus diferencias y desde ellas se vincula. Lo mejor que el mundo tiene está en los muchos mundos que el mundo contiene, las distintas músicas de la vida, sus dolores y colores: las mil y una maneras de vivir y decir, creer y crear, comer, trabajar, bailar, jugar, amar, sufrir y celebrar, que hemos ido descubriendo a lo largo de miles y miles de años.
La igualación, que nos uniformiza y nos emboba, no se puede medir. No hay computadora capaz de registrar los crímenes cotidianos que la industria de la cultura de masas comete contra el arcoíris humano y el humano derecho a la identidad. Pero sus demoledores progresos rompen los ojos. El tiempo se va vaciando de historia y el espacio ya no reconoce la asombrosa diversidad de sus partes. A través de los medios masivos de comunicación, los dueños del mundo nos comunican la obligación que todos tenemos de contemplarnos en un espejo único, que refleja los valores de la cultura de consumo
Curso básico de racismo y de machismo
Los subordinados deben obediencia eterna a sus superiores, como las mujeres deben obediencia a los hombres. Unos nacen para mandones, y otros nacen para mandados.
El racismo se justifica, como el machismo, por la herencia genética: los pobres no están jodidos por culpa de la historia, sino por obra de la biología. En la sangre llevan su destino y, para peor, los cromosomas de la inferioridad suelen mezclarse con las malas semillas del crimen.
Los mitos, los ritos y los hito
En las Américas, y también en Europa, la policía caza estereotipos, culpables del delito de portación de cara. Cada sospechoso que no es blanco confirma la regla escrita, con tinta invisible, en las profundidades de la conciencia colectiva: el crimen es negro, o marrón, o por lo menos amarillo. Esta demonización ignora la experiencia histórica del mundo. Por no hablar más que de estos últimos cinco siglos, habría que reconocer que no han sido para nada escasos los crímenes de color blanco. Los blancos sumaban no más que la quinta parte de la población mundial en tiempos del Renacimiento, pero ya se decían portadores de la voluntad divina. En nombre de Dios, exterminaron a qué sé yo cuántos millones de indios en las Américas y arrancaron a quién sabe cuántos millones de negros del África. Blancos fueron los reyes, los vampiros de indios y los traficantes negreros que fundaron la esclavitud hereditaria en América y en África, para que los hijos de los esclavos nacieran esclavos en las minas y en las plantaciones, con ayuda de los japoneses, las dos guerras mundiales que en el siglo veinte mataron a sesenta y cuatro millones de personas, en su mayoría civiles; y blancos fueron los que planificaron y realizaron el holocausto de los judíos, que también incluyó a rojos, gitanos y homosexuales, en los campos nazis de exterminio.
Para la Cátedra de Derecho Penal
En 1986, un diputado mexicano visitó la cárcel de Cerro Hueco, en Chiapas. Allí encontró un indio tzotzil, que había degollado a su padre y había sido condenado a treinta años de prisión. Pero el diputado descubrió que el difunto padre llevaba tortillas y frijoles, cada mediodía, a su hijo encarcelado. Aquel preso tzotzil había sido interrogado y juzgado en lengua castellana, que él entendía poco o nada, y con ayuda de una buena paliza había confesado ser el autor de una cosa llamada parricidio. Hoy por hoy, se considera a los indios un peso muerto para la economía de los países que en gran medida viven de sus brazos y un lastre para la cultura de plástico que esos países tienen por modelo.
El infierno
En tiempos coloniales, Palenque fue el santuario de libertad que escondía, siguen creyendo que la tierra, su tierra, es un cuerpo, hecho de montes, selvas, aires, gentes, que por los árboles respira y llora por los arroyos. Y también siguen creyendo que en el paraíso reciben recompensa los que han disfrutado la vida, y en el infierno reciben castigo los que han desobedecido la orden divina: en el infierno arden, condenados al fuego eterno, las mujeres frías y los hombres fríos, que han desobedecido las sagradas voces que mandan vivir gozando con alegría y pasión.
Los héroes y los malditos
Dentro de algunos atletas, habita un gentío. En los años cuarenta, cuando los negros norteamericanos no podían compartir con los blancos ni siquiera el cementerio, Jack Robinson se impuso en el béisbol. Millones de negros pisoteados reconocían su dignidad en este atleta que brillaba como nadie en un deporte que era exclusivo para blancos. El público lo insultaba y le tiraba maníes, los rivales lo escupían; y en su casa recibía amenazas de muerte.
El racismo
Sólo reconoce la fuerza de la evidencia de sus propios prejuicios. Está probado que el arte africano ha sido fuente primordial de inspiración, y muchas veces también objeto de plagio descarado, para los pintores y escultores más famosos del siglo vente. El racismo, mutilador, impide que la condición humana resplandezca plenamente con todos sus colores. América sigue enferma de racismo; de norte a sur, sigue ciega de sí.
Justicia
En 1997, un automóvil de chapa oficial venía circulando a velocidad normal por una avenida de San Pablo. En el automóvil, nuevo, caro, viajaban tres hombres. En un cruce, los paró un policía. El policía los hizo bajar y durante cerca de una hora los tuvo manos arriba, y de espaldas, mientras les preguntaba una y otra vez dónde habían robado ese automóvil. Los tres hombres eran negros. Uno de ellos, Edivaldo Brito, era el Secretario de Justicia del gobierno de San Pablo. Los otros dos eran funcionarios de la Secretaría. Para Brito, esto no tenía nada de nuevo. En menos de un año, le había ocurrido cinco veces. El policía que los había detenido era, también, negro.
Hace doscientos años, el científico alemán Alexander von Humboldt, que supo ver la realidad hispanoamericana, escribió que «la piel más o menos blanca decide la clase que ocupa el hombre en la sociedad». Y esa frase sigue retratando bastante bien no sólo a la América hispana sino a todas las Américas, de norte a sur
La enseñanza del miedo
En un mundo que prefiere la seguridad a la justicia, hay cada vez más gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares de la seguridad. En las calles de las ciudades, se celebran las ceremonias.
El gran peligro del fin de siglo
A mediados de 1982, ocurrió en Río de Janeiro un hecho de rutina: la policía mató a un sospechoso de hurto. La bala entró por la espalda, como suele ocurrir cuando los agentes de la ley matan en defensa propia, y el asunto fue archivado. En su informe, el jefe explicó que el sospechoso era un «verdadero microbio social»
No hay ley que valga ante la invasión de los fuera de ley: se multiplican los asustados, y los asustados pueden ser más peligrosos que el peligro que los asusta. No sólo los vividores de la abundancia sienten el acoso. También muchos de los numerosos sobrevivientes de la escasez, pobres que sufren los zarpazos de otros más pobres o más desesperados que ellos. Turbas enloquecidas queman vivo a un niño por robar una naranja
El poder corta y recorta la mala hierba, pero no puede atacar la raíz sin atentar contra su propia vida. Se condena al criminal, y no a la máquina que lo fabrica, como se condena al drogadicto,
los pobres muy pobres, «impidiendo la propagación de su especie». Cien años después, los países del sur del mundo tratan a los pobres muy pobres como si fueran basura tóxica. Los países del norte exportan al sur sus residuos industriales peligrosos, y así se deshacen de ellos, pero el sur no puede exportar al norte sus residuos humanos peligrosos. ¿Qué hacer con los pobres muy pobres que no tienen redención? Las balas hacen lo que pueden para impedir la propagación de su especie»
La industria del miedo
El miedo es la materia prima de las prósperas industrias de la seguridad privada y del control social.
El tiempo y los carceleros cautivos
La policía pública es más eficaz, la alarma ante la amenaza del crimen se traduce en la privatización del pánico. En los Estados Unidos, no sólo se multiplica la policía privada, sino también las armas de fuego que están a la orden en la mesita de luz y en la guantera del automóvil. La National Riffle Association, presidida por el actor Charlton Heston, tiene casi tres millones de miembros, y justifica la portación de armas por las Sagradas Escrituras. Motivos no le faltan para hinchar el pecho de orgullo: hay doscientos treinta millones de armas de fuego en manos de los ciudadanos. Eso da un promedio de un arma por alma, exceptuando a los bebés y a los alumnos del jardín de infantes. En realidad, el arsenal está concentrado en un tercio de la población: para ese tercio, el arma es como la mujer amada, que no se puede dormir sin ella, y como la tarjeta de crédito, que sin ella no se puede salir
Cómo elaborar enemigos a medida
Muchos de los grandes negocios promueven el crimen y del crimen viven. Los países que más armas venden al mundo son los mismos países que tienen a su cargo la paz mundial.
Trata de exponer la fractura que se ha generado en la sociedad, gracias al control que posee los países más grandes, sobre el maltrato a los más pequeños, que en este caso es América Latina. Así mismo, se visualiza por medio de hechos históricos, como de poco a poco, el ser humano ha dejado de lado los valores y ha sido dominado por los medios de comunicación, aceptando todo lo que le impongan, ya sea los bajos salarios, la explotación laboral, la inseguridad, la separación de clases y el racismo.
El amplio guardarropa del Diablo
Buenas noticias para la economía militar, que es como decir: buenas noticias para la economía. La industria de las armas, venta de muerte, exportación de violencia, trabaja y prospera. El mundo ofrece mercados firmes y en alza, mientras la siembra universal de la injusticia continúa dando buenas cosechas y crecen la delincuencia y la drogadicción, la agitación social y el odio nacional, regional, local y personal.
No hay mejor aliado que el narcotráfico para las instituciones bancarias, las fábricas de armas y los jefes militares: la droga brinda fortunas a los bancos y pretextos a la máquina de la guerra
Trabajos prácticos
Cómo triunfar en la vida y ganar amigos l crimen es el espejo del orden. Los delincuentes que pueblan las cárceles son pobres y casi siempre trabajan con armas cortas y métodos caseros.
El desempleo multiplica la delincuencia, y los salarios humillantes la estimulan. Nunca tuvo tanta actualidad el viejo proverbio que enseña: El vivo vive del bobo, y el bobo de su trabajo
Empleo y desempleo en el tiempo del miedo La sombra del miedo muerde los talones del mundo, que anda que te anda, a los tumbos, dando sus últimos pasos hacia el fin de siglo. Miedo de perder: perder el trabajo, perder el dinero, perder la comida, perder la casa, perder: no hay exorcismo que pueda proteger a nadie de la súbita maldición de la mala pata, el miedo a la pérdida del empleo, y la angustia de no encontrarlo, no son para nada ajenos a un disparate que las estadísticas registran, y que sólo puede parecer normal en un mundo que ha perdido todos los tornillos.
En el mundo al revés, la educación no paga. La enseñanza pública latinoamericana es uno de los sectores más castigados por la nueva situación laboral.
La impunidad de los exterminadores del planeta
Crímenes contra la gente, crímenes contra la naturaleza: la impunidad de los señores de la guerra es hermana gemela de la impunidad de los señores que en la tierra comen naturaleza y en el cielo engullen la capa de ozono. Las empresas que más éxito tienen en el mundo son las que más asesinan al mundo; y los países que deciden el destino del planeta son los que más méritos hacen para aniquilarlo.
La impunidad del sagrado motor
Los derechos humanos se humillan al pie de los derechos de las máquinas. Son cada vez más las ciudades, y sobre todo las ciudades del sur, donde la gente está prohibida. Impunemente, los automóviles usurpan el espacio humano, envenenan el aire y, con frecuencia, asesinan a los intrusos que invaden su territorio conquistado.
Lecciones de la sociedad de consumo
El suplicio de Tántalo atormenta a los pobres. Condenados a la sed y al hambre, están también condenados a contemplar los manjares que la publicidad ofrece,
La injusticia, motor de todas las rebeliones que en la historia han sido, no sólo no se ha reducido en el siglo veinte, sino que se ha multiplicado hasta extremos que nos resultarían increíbles si no estuviéramos tan entrenados para aceptarla como costumbre y obedecerla como destino. Pero el poder no ignora que la injusticia está siendo cada vez más injusta, y que está siendo cada vez más peligroso el peligro.
A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder: en el mejor de los casos, alguna vez habrá justicia, pero en el alto cielo. Aquí en la tierra, la caridad no perturba la injusticia.
La realidad dice, sin embargo, que la paz sin justicia, esa paz que hoy por hoy estamos disfrutando en América latina, es un campo de cultivo de la violencia. En Colombia, el país que más violencia sufre.
En lengua castellana decimos, cuando se nos ocurre decir que tenemos esperanzas: abrigamos esperanzas. Linda expresión, lindo desafío: abrigarla, para que ella no se nos muera de frío en estas implacables intemperies de los tiempos que corren.
Sobre la urdimbre de la realidad, por jodida que sea, nuevos tejidos están naciendo, y esos tejidos están hechos de una trama de muchos y muy diversos colores
Una invitación al vuelo
Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad. La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.
A clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros; la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor; el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas; la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar.
· Los
niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños
de la calle.
· Los
niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.
· La
educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla.
· La
policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.
· La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas,
volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda.
· Serán
reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma.
· La
perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este
mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada
día como si fuera el primero.
Galeano en su libro patas arriba,
descubre un nuevo mundo sobre la manera de regir de los poderosos y sus
gobiernos, mediante el control de los más débiles, que en este caso Galeano
señala a Latinoamérica como la marioneta de los países desarrollados he
industrializados. Así mismo, se refleja la ilógica manera de gobernar por medio
de actos barbáricos hacia otros seres humanos, y la incomprensión de regir
mediante el poder y la riqueza, señalándolo como un mundo que está patas
arriba.
El libro trata de exponer la
fractura que se ha generado en la sociedad, gracias al control que posee los
países más grandes, sobre el maltrato a los más pequeños, que en este caso es
América Latina. Así mismo, se visualiza por medio de hechos históricos, como de
poco a poco, el ser humano ha dejado de lado los valores y ha sido dominado por
los medios de comunicación, aceptando todo lo que le impongan, ya sea los bajos
salarios, la explotación laboral, la inseguridad, la separación de clases y el
racismo.
Estoy
de acuerdo en la manera que explica que el mundo en el que vivimos está completamente al revés, que un ajuste de
cuentas es un delincuente matando por alguna deuda, no siendo capaces de cambiar
la realidad, aprender de las cosas de nuestro pasado para tener un mejor
futuro, en vez de eso lo omitimos y seguimos cometiendo los mismos errores de
nuestros antepasados.
La obra que este autor realizó una dura crítica política, económica, globalización, hambre, pobreza, educación, entre otros. Se encuentra una descripción en cuerpo y alma de lo que hoy en la actualidad estamos viviendo en el mundo, también el libro habla sobre la crisis que se vive en todo el mundo, nos damos cuenta en la realidad en la que vivimos donde la corrupción, la desigualdad y las injusticias sociales son parte de nuestra vida cotidiana. Otro punto importante es la división de clases sociales ya que cada vez está más marcado esto, los ricos se van haciendo cada vez más rico y el pobre cada vez más pobre ya que los ricos.
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